El otro día leí por ahí que en el mundo había no sé cuantos billones de fotografías, entre las virtuales, las digitales y las de papel de toda la vida. En esta entrada voy a romper una lanza, o una armería entera si hace falta por "la Fotografía".
Esta mañana decidí:
-Salir de casa con el equipo fotográfico, quiero decir, no sólo con la cámara al hombro, si no con varios objetivos, flash, baterías, filtros, duplicadores, tubos de extensión y el trípode, en el que, por cierto, me puedo sentar encima, si te compras un trípode, que sea grande y pesado para que cumpla su función que es que la cámara esté completamente quieta en el momento del disparo.
-Decidí tomar alguna fotografía.
-Decidí componer una imagen.
-Decidí hacer determinado encuadre, de manera que el horizonte no partiera en dos la imagen, si no que ocupara dos terceras partes de la imagen, siguiendo la conocida "regla de los tercios" creada por Leonardo da Vinci, que divide la imagen con dos líneas verticales y dos horizontales equidistantes, creando cuatro puntos de intersección y de interés colocando lo más importante de la fotografía en esos puntos o nodos y empleando, uno, dos o incluso tres, pero dejando siempre libre uno, de no ser que quiera hacer una imagen totalmente centrada y simétrica en cuyo caso usaré todo el encuadre ocupando los cuatro nodos.
-Decidí componer la imagen de manera que se lea como un libro, de izquierda a derecha y de arriba a abajo, que es como leemos por estos lares, porque nuestro cerebro leerá la imagen de la misma manera y si con la composición le facilitamos la labor, el cerebro entenderá mejor la fotografía.
-Decidí no hacer retratos con "líneas" que pasaran cruzando por detrás o a los lados de la cara.
-Decidí esperar un rato para que la iluminación fuera lo más favorable a la escena.
-Decidí "quitar" de la escena cosas que me molestaban, farolas, árboles, moviéndome yo y colocándome en el lugar ideal para el disparo. Nunca verás en un periódico una fotografía con una farola molestando la composición.
-Decidí emplear una sensibilidad ISO lo más baja posible, 80 ó 100, para mayor calidad de imagen.
-Decidí emplear un diafragma cerrado, un f.22 para conseguir mayor profundidad de campo.
-Decidí enfocar a la hiperfocal para aprovechar al máximo la profundidad de campo ó decidí colocar la pestaña de enfoque del objetivo en manual y deslizar el anillo de enfoque hasta infinito porque estaba haciendo un paisaje lejano.
-Decidí colocar en la cámara una velocidad de obturación lo más rápida posible, pero como no había mucha luz:
-Decidí emplear el trípode, por varias razones, primera, porque para eso lo había cogido y lo tenía a mano, y porque al cerrrar diafragmas y emplear una sensibilidad baja, la velocidad de obturación era muy lenta y no podría disparar a mano ya que la fotografía saldría movida.
-Decidí medir la luz colocando la medición puntual en la parte que más me interesaba de la imagen.
-Decidí emplear este objetivo de longitud focal x.
-Decidí colocar el dial de la cámara en manual y asignarle una velocidad de obturación y un diafragma.
-Decidí hacer dos tomas más compensando por arriba y por abajo un diafragma, subexponiendo y sobreexponiendo para asegurarme una toma perfecta.
-Decidí -ya una vez en casa- pasar esa fotografía a blanco y negro.
-Decidí aumentarle un poco el contraste y el brillo para dramatizar un poco la esecena.
Todo esto lo decidí yo, no la cámara colocada en "automático".
La verdadera fotografía es tomar un montón de decisiones que no llevan más de cinco segundos, pero que hay que llevar a cabo.
Otros se echan la cámara a la cara, encuadran y disparan. Es otra forma de hacer fotografías, sí, pero si disparas así, todas las fotografías te saldrán iguales. Técnicamente correctas, que para eso tienes una cámara automática, pero siempre sale la misma foto. Son fotografías pasivas, sin intención. Eso es capturar digitalmente una imagen. Una buena fotografía está viva para siempre. Los automatismos están muy bien pero, cuando le dices a tu chica que la quieres ¿también se lo dices en automático?
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