EDUARDO BAYONA ESTRADERA

En portada, algunas de las cámaras y objetivos que empleo. Todas las fotografías, imágenes y textos publicados en este blog han sido disparadas, diseñadas y escritos por Eduardo Bayona Estradera.






jueves, 27 de mayo de 2010

EL BOTON QUE SABIA DEMASIADO

Esta es la historia del botón  AV de un mando a distancia cuya misión en este lado del universo era únicamente ésa, cambiar la entrada de audio-video de un televisor. Pero, el botón estaba molesto porque nunca lo usaban. Las personas que vivían en la casa en la que había sido adoptado, se pasaban el día cambiando de canal, conectando el dvd, o el tdt, o el vhs, pero nunca le presionaban a él, hasta que un día, un sofisticado mando a distancia del último aparato tdt mutimedia dhv dvd con todo incorporado  que habían comprado, le sacó de dudas:
-Lo siento botón av, pero es mi deber informarte que me temo que estás "out" o sea, fuera de servicio, porque el televisor al que envías órdenes cambia automáticamente la entrada av en cuanto detecta otro aparato conectado a él probablemente debido a las últimas actualizaciones de software. Es la tecnología. No sé dónde acabará todo esto. Si te sirve de consuelo, yo mismo, que sólo tengo un mes de vida, ya me he quedado obsoleto.
-Pero, ¿qué me estás contando? -dijo el botón tembloroso.

El botón, que era negro, redondo, de plástico y uno más de los cuarenta y tres que disponía el mando en concreto que estaba ya algo obsoleto, por no decir ancestral, suspiró, hinchándose por un momento para encogerse poco después -ya a nivel molecular-, después de haber oído semejante sentencia de muerte.
Esa noche ya no pudo dormir. Al día siguiente estaba tan confundido y enfadado con el mundo, que se juró a sí mismo que haría todo lo posible por ser un botón importante, pero no un interruptor de la luz del cuarto de baño cuando lo enciendes a las cuatro de la mañana, o uno de contestar una llamada importantísima en el móvil de la que depende tu vida entera, ni siquiera el botón de "enter" de algún sofisticadísimo teclado que enviara órdenes bursátiles de alcance nacional. Necesitaba a toda costa ser algo más importante todavía. Así que consiguió entrar en la red y estudió.
Y tanto aprendió que, aprovechando la tecnología y la red, fue saltando de aparato en aparato hasta que al cabo de un tiempo y como despertando de un sueño y siendo al mismo tiempo terriblemente "consciente" de lo que hacía, encendió los motores principales de una nave espacial que se dirigía a un satélite de Júpiter con los quinientos últimos supervivientes de la raza humana que intentarían colonizarlo, después de que el planeta Tierra hubiera sido destruído por él, que aunque no había tomado la decisión, sí había conectado vía satélite la batería de misiles nucleares que se dirigían a Europa y Asia para su total destrucción en contestación a la lluvia de proyectiles lanzados hacia ellos por la otra parte. Aunque sólo era un botón, en realidad no era más que un interruptor, un sí o un no, empezó a "sentir" algo que los humanos llamaban "angustia". 
De pronto, se "despertó" y se dio cuenta de que todo había sido un sueño y que seguía ahí, encima de la mesita de cristal mirando a su jefe, el gran televisor. 
Y es que, los botones de los mandos a distancia del televisor también sueñan con "ovejas eléctricas".
Por cierto, hace años que no uso ninguno de los trece mandos a distancia de la fotografía que acompaña este relato. No sé si los tiré. Espero que no estén planeando la tercera guerra mundial. No sé yo.

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