El fuego, el aire, el agua y la tierra, los cuatro elementos que sujetan el mundo físico unidos a la imaginación de un niño por la noche en la orilla del mar mirando el fuego que baila esa hipnótica danza de movimientos tan independientes como inesperados, dispara el pensamiento al plano donde las emociones se mezclan a la velocidad de la luz forzándonos a ver "imágenes" tan reales como irreales desapareciendo por un momento el tiempo y el espacio, obteniendo de esta manera una visión global de nosotros mismos en un solo instante al tiempo que nos preguntamos ¿Qué tendrá el fuego que tanto nos fascina? ¿Por qué cuando vemos una hoguera, una chimenea encendida o tan si quiera la llama titilante de una vela nos quedamos enganchados mirándola?
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